jueves, 28 de junio de 2012

Carta abierta a Ferrán Mascarell


Rosa Regás

Tal vez es por la brutal crisis que nos amenaza todo el tiempo, tal vez porque vamos madurando y estamos aprendiendo a protestar y a exigir lo que es justo que nos den, el caso es que cada día hay más gente consciente de sus derechos y de las obligaciones de los políticos que si nosotros parecíamos haber olvidado, es más que evidente que ellos lo están haciendo desde hace lustros.
El caso es que un grupo de mujeres del ámbito de la cultura catalana tiene previsto enviar al 'conseller' de Cultura del Gobierno catalán, el señor Ferrán Mascarell, antiguo socialista reciclado en convergente,  una carta abierta recordándole las obligaciones propias de su cargo no en todo lo que alcanza su responsabilidad, sino solamente en lo que atañe al mundo de las mujeres. Las firmantes son mujeres que ejercen profesionalmente en los sectores de la literatura, las artes escénicas, la música, las artes plásticas y visuales, los medios de comunicación, las ciencias humanas y sociales, la gestión cultural, la docencia y la investigación, hondamente preocupadas por la flagrante desigualdad de género que persiste aún en todas las manifestaciones de la cultura catalana.
No hace falta investigar porque salta  la vista, le dicen,  que el panorama que ofrece la cultura es profundamente androcéntrico sin que apenas haya presencia de mujeres y cuando la hay es puramente testimonial o anecdótica. E insisten en que esta falta de paridad no se corresponde  en absoluto con el talento, la experiencia, la forma de trabajar y la eficacia de las mujeres cuyo trabajo es en general menospreciado.
El argumento que esgrimen a continuación es contundente y a mi modo de ver pone de manifiesto que muchos de los hombres que toman decisiones en la vida pública  es o se manifiesta convencido de que la mujer es inferior al hombre en el trabajo. No lo dicen, es cierto porque es políticamente incorrecto, pero su actuación es bien clara: la cultura en Cataluña margina sistemáticamente a casi el 50% de sus ciudadanos, las mujeres. Y es cierto que esta forma de entender la vida pública lleva aparejada  una verdad incontestable, y es que es nuestro gobierno el que transmite a las generaciones  futuras la misma cultura incompleta y sesgada que hemos recibido.
La carta recoge una serie de elementos y documentos salidos de la propia Generalitat que demuestran hasta que punto les importa poco lo que ocurre, es más, ni siquiera se dan cuenta de ello o les parece lo más natural porque en ningún informe de las instituciones de Cataluña se hace mención de ello.
Es una carta contundente y reivindicativa de uno de los derechos más malbaratados por la sociedad y sobre todo por los poderes públicos, es decir, por los que nos mandan. Ésta es una de sus grandes equivocaciones, no la única como es palmario y notorio, que engloba gran número de hombres de la sociedad en que vivimos, y algunas de sus mujeres, es decir, las mujeres que comulgan con la idea que siempre ha defendido la iglesia y con ella el franquismo, que la mujer ya ha conseguido lo que tenía que conseguir y que su puesto no está entre los hombres cuya inteligencia es más perfecta o al menos más teórica y más propia para quienes han de tomar decisiones, investigar y decidir sobre los asuntos culturales o sociales, sino que su papel está en el hogar, haciéndole la vida fácil al hombre, acompañándole o sirviéndole.
Sí,  ya sé que se me dirá que estas mujeres no existen, y yo les responderé que sí  existen, igual que los hombres machistas no son solo los que matan a sus mujeres sino y sobre todo esos que disimulan, e incluso en público defienden la paridad, pero que cuando están en los puestos directivos lo que hacen, como ocurre en Cataluña y supongo que en el resto de España, es mantener una situación en que ellas son sistemáticamente marginadas.
Protestar, hacernos incómodas, denunciar hechos luctuosos cometidos contra nosotras, ha sido siempre el trabajo de las mujeres que han querido luchar contra esa lacra social de la desigualdad. Ahora cada vez son más las que consideran que este es su deber y su responsabilidad y lo hacen con la misma valentía y fuerza  con que defienden a los que han sido despojados de sus derechos, a los pobres, a los maltratados, a los manipulados por los medios  y a los que sufren la pérdida y el expolio de cualquiera de sus derechos  porque no olvidan, aunque sí parecen olvidarlo los conseller de Cultura  de la Generalitat de Cataluña,  lo que se dice al inicio de laDeclaración universal de los derechos humanos, "todos los seres humanos nacen libres  e iguales  en dignidad y derechos."
 Y esto es así sea cual sea la creencia moral, religiosa o política que ilumine el camino de nuestros políticos tan interesados por la economía y tan poco por la ética y la decencia social.
Article de Rosa Regás, és escriptora. Publicat a Blogs El Mundo.es 

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